La Apuesta de Tesla por los Robotaxis

Publicado el 29.07.2025
La visión de Elon Musk de convertir a Tesla en pionera de los vehículos autónomos va mucho más allá de fabricar autos eléctricos. Su ambición está centrada en una flota totalmente autónoma de Robotaxis que operen sin intervención humana, generando ingresos pasivos para los propietarios de vehículos Tesla. La red de Robotaxis permitiría a los usuarios registrar sus autos en la plataforma de transporte autónomo de Tesla, poniéndolos a “trabajar” cuando no estén en uso.
El proyecto fue lanzado por primera vez en Austin, Texas, en junio de 2025, marcando el inicio de una red nacional de Robotaxis. Sin embargo, la autonomía de estos vehículos aún es limitada. Tesla promociona sus autos como capaces de conducir completamente solos (Full Self-Driving o FSD), pero en la práctica operan en Nivel 2 o 3 de autonomía, según los estándares de la Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE). Esto significa que, aunque el sistema puede controlar el vehículo, todavía requiere supervisión humana constante. Por tanto, la promesa de una autonomía real —Nivel 4 o superior— sigue siendo inalcanzable. La necesidad continua de un "monitor de seguridad" en el asiento delantero contradice directamente la idea de una conducción totalmente autónoma.
Problemas Iniciales: Incidentes en Vías Públicas
Semanas después del lanzamiento, comenzaron a surgir incidentes operativos que generaron preocupación. Los vehículos mostraron comportamientos erráticos: frenadas innecesarias, giros hacia calles incorrectas, bloqueos en zonas peatonales y maniobras abruptas en intersecciones. Algunos usuarios reportaron que los Robotaxis se estacionaban en lugares para discapacitados o no respondían adecuadamente a señales de tráfico críticas.
Aunque estos errores se esperaban en fases tempranas, han expuesto una debilidad que podría resultar costosa. Hasta ahora, Tesla ha evitado repercusiones legales en muchos casos argumentando que sus vehículos aún requieren supervisión del conductor, trasladando parte de la responsabilidad al usuario. No obstante, esa defensa se vuelve más difícil de sostener cuando el auto opera como servicio público de transporte autónomo.
Según Forbes, en el contexto de la red de Robotaxis, cualquier incidente podría tener consecuencias legales directas para Tesla, ya que la empresa asumiría la responsabilidad civil total como operadora de la tecnología. Esto no solo eleva el riesgo de demandas masivas, sino también los costos asociados a seguros y cumplimiento normativo.
El Modelo de Negocio de Tesla: Promesas vs. Realidad
Tesla ha optado por un sistema de conducción autónoma basado exclusivamente en cámaras, rechazando el uso de sensores de alta precisión o radares. Musk sostiene que los humanos conducen solo con la vista, por lo que replicar esto mediante una red neuronal es más eficiente. Esta decisión ha reducido costos de hardware y ha permitido una escalabilidad más rápida. Sin embargo, también genera dudas sobre la precisión del sistema en condiciones de baja visibilidad o entornos urbanos complejos.
En contraste, empresas como Waymo han desarrollado su tecnología con un sistema multicapa de sensores, mapas 3D detallados y rutas predefinidas. Aunque esto limita su velocidad de expansión, les ha permitido lograr mayor confiabilidad y tasas de accidentes significativamente más bajas. Cruise, subsidiaria de General Motors, también ingresó al espacio de movilidad autónoma, pero cerró sus operaciones tras una serie de incidentes, retiros de vehículos y presiones financieras insostenibles.
Esta comparación resalta un punto clave: el éxito en la conducción autónoma depende no solo de la innovación tecnológica, sino también de una estrategia empresarial sólida. Tesla ha optado por el modelo más riesgoso y, por ahora, potencialmente más vulnerable.
Barreras Regulatorias y Percepción Pública
El marco legal de EE.UU. para vehículos autónomos es complejo. Cada estado tiene requisitos propios y, en lugares como California, Tesla aún no cumple con todos los permisos necesarios. La empresa ha sido criticada por operar sin aprobaciones formales o por no reportar incidentes a las autoridades. Algunas figuras políticas incluso acusan a Tesla de ignorar los procesos regulatorios.
En el plano social, la emoción inicial comienza a desvanecerse. Videos virales de maniobras torpes, testimonios de pasajeros frustrados y reportes mediáticos sobre fallas técnicas han alimentado un creciente escepticismo. Aunque algunos consumidores siguen fascinados con la idea futurista de autos sin conductor, otros temen ser conejillos de indias de una tecnología aún inmadura.
Una Realidad Más Compleja de lo Esperado
Tesla planea lanzar el Cybercab en 2026, un nuevo vehículo diseñado desde cero para el transporte autónomo compartido. La compañía promete un modelo sin volante ni pedales, operado mediante una app al estilo Uber. Pero el desafío va mucho más allá del diseño del vehículo. La verdadera prueba será construir un sistema confiable, legalmente aprobado y que gane la confianza del público.
El equilibrio entre innovación agresiva y cumplimiento normativo parece ser el punto débil de Tesla actualmente. La visión de Musk sigue siendo ambiciosa, pero cada contratiempo operativo o desafío legal refuerza la idea de que el camino hacia la autonomía total es largo y que cada error puede costar millones, dañar la credibilidad y años de progreso.