El Fenómeno Labubu: Cómo un Juguete se Convirtió en un Movimiento Global

Publicado el 06.08.2025
Lo que comenzó como un simple personaje dentro de la línea de juguetes “Monsters”, creado por el artista Kasing Lung, ha evolucionado rápidamente en una de las figuras coleccionables más codiciadas del mundo. El nombre de esta línea es “Labubu”: una criatura con rasgos de elfo y monstruo, orejas puntiagudas, ojos enormes y una sonrisa peculiar que revela exactamente nueve dientes. Su diseño —encantador pero extraño— ha dividido opiniones… y, curiosamente, eso parece ser la clave de su éxito.
Lo que empezó como una edición más dentro de la serie “Monsters” se convirtió rápidamente en un ícono pop viral, impulsado por una estrategia de marketing basada en psicología de masas, escasez programada y nostalgia cultural.
El concepto de la “blind box” fue clave en su ascenso: cada caja contiene una figura aleatoria, por lo que el consumidor no sabe qué versión le tocará. Esto no solo incentivó compras repetidas en busca de ediciones raras (con una probabilidad de 1 en 72), sino que también alimentó un mercado paralelo de reventa, donde ciertas figuras alcanzan precios de miles de dólares.
Actualmente, existen más de 300 versiones diferentes de Labubu, con precios que van desde $15 USD por figuras básicas de 3 pulgadas hasta $170,000 USD por estatuas de edición ultra limitada. Esta amplia gama de productos ha permitido a Pop Mart conectar tanto con niños como con coleccionistas adultos y compradores de lujo, posicionando a Labubu como un objeto de deseo intergeneracional, todo gracias a una estrategia de marketing bien ejecutada.
La marca se ha expandido rápidamente fuera de China, con más de 500 tiendas propias y 90 ubicaciones en Estados Unidos, muchas de ellas en formato de máquinas expendedoras inteligentes que refuerzan el atractivo lúdico del producto.
Pero más allá del marketing, el fenómeno Labubu refleja un cambio en la forma en que las nuevas generaciones interactúan con los productos: priorizan la inmersión, la personalización, la exclusividad y el sentido de pertenencia. Para los inversores atentos, esto no es solo una moda: es un indicador del tipo de productos que capturan la atención del consumidor moderno.
Hype vs. Fundamentos
El impacto cultural de Labubu podría confundirse con una exageración sensacionalista, si no fuera por las cifras impresionantes que lo respaldan. Pop Mart, el distribuidor de Labubu, salió a bolsa en 2020 en la Bolsa de Valores de Hong Kong con una valoración de $6.9 mil millones de dólares, rivalizando con gigantes como Mattel y Hasbro. Pero fue en 2025 cuando su crecimiento explotó verdaderamente.
Solo en la primera mitad de este año, Pop Mart reportó:
- Un aumento del 200% en ingresos totales.
- Un incremento del 350% en utilidades netas.
- Un alza del 169.87% en el precio de sus acciones.
El dato más revelador para los traders: Labubu representa actualmente el 23.5% de los ingresos totales de la compañía, lo que indica una fuerte dependencia de un solo producto. Este es un dato altamente relevante para los inversores a largo plazo. ¿La razón? Porque si resulta ser una tendencia pasajera, ese porcentaje podría verse afectado rápidamente en los próximos años.
La mayoría de las ventas (más de $1.1 mil millones de USD de los $1.8 mil millones totales en 2024) provienen de China, donde la fiebre por Labubu sigue muy viva. Sin embargo, esta fuerte dependencia del mercado chino ha comenzado a generar preocupación. A pesar de los sólidos resultados, las acciones de Pop Mart cayeron un 4.89% el 16 de julio tras anunciar un crecimiento de 350% en beneficios y 200% en ingresos, lo cual los analistas interpretaron como señal de sobrevaloración.
Actualmente, Pop Mart cotiza con una relación precio/ventas (P/S) de aproximadamente 6x, muy por encima de sus pares como Mattel (1.5x), lo que refleja un fuerte optimismo por parte de los inversores, pero también plantea dudas sobre si ese nivel de valoración puede mantenerse. Aunque este múltiplo de 6x puede parecer excesivo, subraya la confianza —o entusiasmo especulativo— que los inversores depositan en el modelo de negocio de la compañía.
Para los analistas, Labubu se ha convertido en un barómetro tanto emocional como financiero: cuando las ventas se aceleran, indica optimismo del consumidor en China y otros mercados emergentes. Cuando se desaceleran, podría ser una advertencia de enfriamiento en el ánimo del consumidor y, potencialmente, el fin de una tendencia temporal.
Más Allá del Plástico: Estrategia de Marca en la Era del Consumo Emocional
La línea Labubu no es solo un juguete, ni un simple activo especulativo. Refleja una tendencia hacia un consumo guiado por emociones, caracterizado por experiencias personalizadas y un creciente apetito por la exclusividad. También es un caso de estudio sobre el poder del storytelling en la valorización de marca, y cómo una figura de 3 pulgadas puede mover miles de millones en capital con una estrategia de marketing bien ejecutada.
Para sus fans, Pop Mart vende más que juguetes: vende identidad, estatus y el placer de pertenecer. Y como tal, el verdadero valor de Labubu no reside solo en el plástico y la pintura, sino en su capacidad de reflejar el pulso cultural y económico del momento. El ascenso de Labubu demuestra que la nostalgia y la exclusividad pueden generar miles de millones en valor, pero mantener esa magia podría ser el mayor desafío de Pop Mart hasta ahora.